domingo, 18 de noviembre de 2012

Free as my hair

Hola a todos!!


Pues bien, esta es la primera entrada que escribo en este blog (sin contar la de bienvenida) y me gustaría hablaros de mi pelo, ese compañero que ha estado toda la vida conmigo y me ha dado momentos de risa y de llanto (sobre todo de llanto).

Y es que como todos sabemos, nadie está contento con su pelo, los que lo tienen liso lo quieren rizado, los que lo tienen rizado lo quieren liso, los que lo tienen rubio lo quieren moreno, y los morenos quieren ser pelirrojos (vale, ya se que ahí me he pasado :P).

La cuestión es que mi pelo ha sido una de las cosas que me ha hecho tener una infancia menos feliz de lo que debería ser, ya que yo siempre he sido una obsesionada con la perfección y mi pelo digamos que nunca se quedaba en el sitio que yo quería. La culpa en gran parte ha sido siempre de mi madre y mis peluqueras (si, esas que no entienden lo de la puntita nada más). Mi madre siempre estaba obsesionada con que tuviera el pelo "melenita" y las peluqueras de la época directamente me daban un hachazo, ahí, recto, sin ninguna capita, cosa que no beneficiaba nada mi tipo de pelo ya que lo tengo con tendencia a rizarse y con muchísimo volumen. Es decir, no se me quedaba ni liso ni rizado, ni pegado a la cara ni afro, era una cosa rara, y claro, los niños son muy crueles y de ahí mi complejo.

En esa época habría agradecido que Disney en lugar de princesas tipo Pocahontas o Mulán con su melena impoluta y lisa, hubiera hecho películas tipo Brave: una princesa Mérida es lo que yo habría necesitado para desacomplejarme.


Pero con el tiempo fui creciendo, las peluqueras me iban descubriendo cosas tan simples como las capas, y solía ir al colegio más peinada.

A partir de ahí mi pelo ha sido una de mis mayores alegrías, mis amigas lo envidian, no puede ser más fácil de peinar (no tengo que hacerle nada) y puedo probar infinidad de estilos.

Lo he tenido media melena, más largo, mucho más largo, pero siempre con los rizos y el volumen que lo caracterizaban, y mucho más contenta.

Ahora he probado un estilo nuevo, y he pasado de una melena infinita a un long bob, y no puedo estar más feliz con el resultado. ¡Me gusta mi pelo y no lo cambiaría por nada del mundo!


                                                  (Aquí estoy yo recién salida de la ducha y con mi melena al viento, jeje)


Bueno, y para concluir con esta entrada quería deciros que seáis felices con lo que tenéis, que sois diferentes, lo que os hace ÚNICOS.










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